Mis oraciones han llegado a nuestro Señor
porque han salido de la humildad de mi corazón;
y si bien es cierto de mis canciones no son las
más famosas, ni las interpretadas por grandes artistas,
también lo es que son las que más ha gustado a
Nuestro Señor.
A Dios le gusta que oremos, pero más le encanta
que le cantemos.
A la humanidad le toca cantarle a Dios durante
el día porque los ángeles del cielo le cantan de noche,
mientras nosotros dormimos.